Siete pasos en el cambio de sistemas


 
 
Es una oportunidad el hecho de que las tecnologías de la información (TIC) pueden usarse para impulsar la transformación de la empresa, siendo el cambio general de sistemas una forma de aprovecharla.
Las decisiones acerca de cómo seleccionar, implantar y emplear las TIC son ahora más importantes, complejas y arriesgadas que nunca. Por eso es clave el cómo realizar ese cambio. La experiencia aconseja seguir un programa de siete pasos:
1 - SABER POR QUÉ SE NECESITAN NUEVOS SISTEMAS
Tienen que estar muy claras cuales son las motivaciones del cambio y sus objetivos, y los problemas que se quiere resolver con las tecnologías. ¿El paso del tiempo ha vuelto obsoletas las aplicaciones existentes? ¿Se necesita mejor información? ¿Se quiere evolucionar desde negocios enfocados por funciones hacia negocios enfocados por procesos? ¿Se busca una mejora drástica de la productividad? ¿Se quiere cambiar la forma de relacionarse con clientes o proveedores?
2 – PREPARAR UN ANALISIS DE VIABILIDAD CON LOS CAMBIOS CONCRETOS
Es importante que todos los directivos de la empresa tengan la oportunidad de ponerse de acuerdo sobre el valor relativo de cualquier cambio de sistemas que se vaya a intentar. Hay que preparar un análisis coste/beneficio de los cambios recomendados (se trata de predecir los impactos que tendrán sobre el negocio, tanto positivos como negativos). Y preparar también un análisis de riesgos lo más equilibrado posible, teniendo en cuenta todos los riesgos asociados.
3 - COMENZAR POR TRANSFORMAR LOS PROCESOS
El cambio de sistemas no tiene sentido sin el cambio de procesos. Las compañías que actualizan sus TIC conseguirán mejoras significativas sólo si se reorganizan para aprovecharlas. No hay que cometer el error de colocar ‘parches’ tecnológicos sobre procesos ineficaces de negocio.    
4 - ANALIZAR LAS OPCIONES TECNOLÓGICAS
Hay que cruzar las necesidades con los pros y contras de las distintas alternativas existentes para las arquitecturas de aplicaciones, de datos y técnica. Deben revisarse las tendencias tecnológicas en temas como cloud computing, aplicaciones centradas en movilidad, aplicaciones analíticas, gestión de grandes volúmenes de datos, BPM/SOA, dispositivos móviles (tabletas y teléfonos inteligentes).
5 - SELECCIONAR LA SOLUCIÓN SOFTWARE MÁS ADECUADA
En la actualidad, sólo aquellas compañías con requerimientos altamente especializados emplean sistemas programados a su medida, siendo mayoritario el uso de paquetes de software. Para seleccionar la solución es necesario que tenga muy claras las necesidades básicas, y a la hora de buscarla necesita tener en cuenta tres cosas:
• qué oportunidades existen (aplicaciones en el mercado)
• cómo aprovechar dichas oportunidades para lograr mejoras significativas
• los costes y beneficios de cada posible solución.
Para evaluar el software hay que formar un equipo de evaluación multifuncional con los principales implicados. Previamente se debe detallar las necesidades, preparando una lista de requerimientos; más que especificar las funcionalidades normales (que todos cubren) se trata de identificar las necesidades especiales. Finalmente hay que establecer una lista final de los paquetes más adecuados, teniendo en cuenta no solo las funcionalidades de los productos sino también aspectos propios de las software-houses.
6 – IMPLANTAR LOS NUEVOS PROCESOS Y SISTEMAS
Muchas compañías utilizan consultores dado que éstos están acostumbrados a implantar sistemas continuamente, mientras que la compañía lo hace una vez en cada década. Con o sin ayuda externa, se necesita desarrollar un plan de implantación detallado. La clave está en planificar el trabajo en fases cortas que produzcan los máximos beneficios; hay que evitar abarcar demasiado de una sola vez.
7 – GESTIONAR EL CAMBIO
 La correcta implantación de sistemas es como cualquier otro tipo de cambio empresarial, que depende de la gestión eficaz de todas las dimensiones organizativas: procesos, estructura, personas y cultura. En otras palabras, necesita un programa completo de gestión del cambio.
Se debe tener presente que despreciar la dimensión humana (incluso emocional) del cambio socavará profundamente cualquier proyecto que dependa de que las personas estén dispuestas a trabajar en un entorno diferente.
 
 

Los 7 hábitos de una empresa altamente efectiva


El libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen Covey ha vuelto a posicionarse como éxito de ventas. En estos momentos de crisis, donde la efectividad es condición indispensable para la supervivencia, podemos usar las ideas de Covey para mejorar la gestión de la empresa y de nosotros mismos.

PRIMER HÁBITO

 “Sea proactivo”. Significa que debemos considerarnos responsables de nuestras propias vidas ya que nuestra conducta tiene que ser función de nuestras decisiones y no de nuestras condiciones. Proactividad significa también tomar la iniciativa, reconocer nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.

No podemos limitarnos a esperar que una mejora general de la economía o decisiones del Gobierno mejoren nuestra situación. Son nuestras propias decisiones y acciones las que tienen que salvar la empresa.

SEGUNDO HÁBITO

“Empiece con un fin en mente”. Consiste en empezar hoy con la imagen o modelo de vida que queremos, y esto se plasma en un enunciado de la misión personal. Las organizaciones también necesitan de enunciados de misión; deben surgir de las entrañas de la organización, logrando compromiso en base a la participación en su desarrollo.

Ahora más que nunca la empresa necesita una visión clara de hacia dónde se dirige y cómo recorrer ese camino. Una estrategia adecuada a la situación y compartida por todos los que deben ejecutarla.

TERCER HÁBITO

“Establezca primero lo primero”. Este hábito se ocupa de la gestión del tiempo y de la delegación, es la capacidad de “hacer lo que decimos”. Las personas efectivas se centran en las cosas no-urgentes pero importantes y saben delegar en encargados (la delegación se centra en los resultados, no en los métodos).

Necesitamos máxima productividad de todos los trabajadores, especialmente del Director General y otros directivos. Para eso es fundamental un buen uso del tiempo, establecer adecuadamente las prioridades y no incurrir en subdelegación (hacer uno mismo lo que podría hacer un subordinado).

CUARTO HÁBITO

“Pensar en ganar/ganar”. Esto es una filosofía de la interacción humana que constantemente procura el beneficio mutuo; todas las partes se sienten bien con la decisión que se tome, y se comprometen con el plan de acción.

Esta orientación a la cooperación, más que a la competición, hay que aplicarla tanto a las relaciones jefes/empleados como a las relaciones externas con clientes y proveedores.

QUINTO HÁBITO

“Procure primero comprender, y después ser comprendido”.  Este hábito se ocupa de la comunicación interpersonal efectiva, y para eso se basa en la capacidad para la escucha empática, que consiste en comprender a la otra persona tanto emocional como intelectualmente. Y se basa también en poder exponer sus propias ideas con claridad, concretamente, y en el contexto de los modelos y preocupaciones de los otros.

Las situaciones de crisis generan cuestiones impensables en épocas normales, por lo que hay que afinar la comunicación con empleados, clientes y proveedores, para ser capaz de captar y transmitir mensajes a los que no estamos acostumbrados.

SEXTO HÁBITO

“Sinergice”. Se ocupa de los principios de la cooperación creativa en las interacciones sociales; cómo lograr que el todo sea mayor que la suma de las partes.

Necesitamos innovación y mucha energía para sacar nuestros planes adelante. Ahora más que nunca la empresa tiene que lograr sinergias en la suma de capacidades individuales mediante un clima y una cultura que libere energía creadora y genere entusiasmo.

SEPTIMO HÁBITO

“Afile la sierra”. Este hábito se ocupa de la capacidad de producción personal. Significa preservar y realzar el mayor bien que uno tiene: uno mismo; se renuevan las cuatro dimensiones de la naturaleza: física, espiritual, mental y social. La dimensión física implica comer adecuadamente, descansar lo suficiente y hacer ejercicio regularmente. La renovación mental es no dejar que se nos atrofie la mente, lo que sucede cuando dejamos de pensar analíticamente o de explorar temas nuevos.

La empresa tiene que prepararse para gestionar la crisis como se prepara un deportista para una prueba. Esto implica una renovación en sus distintas dimensiones: la economía del negocio, el desarrollo profesional, las relaciones humanas, la ética empresarial.